Sigo con mi cosecha de palabros familiares, que saltan en la cocina con una facilidad pasmosa. Hoy viene a la conversación la palabra “Espiscar”, y caigo en la cuenta de que es uno de los palabros que solo he escuchado en casa. Se utilizaba en el sentido de cortar en trozos pequeños, sin llegar a triturar. “Espiscábamos” por ejemplo, el tomate para la “pellicana”, y el bacalao o el “capellanet” que se le echaba por encima, y cualquier cosa que necesitara una textura fina, sin llegar al triturado. Entre otras cosas, porque no recuerdo que en mi casa, en aquel tiempo, hubiera batidora, trituradora o aparato similar.
Busco la palabra en el diccionario y la encuentro en el de la RAE como “despizcar”: “hacer pizcas algo; deshacerse, poniendo mucho cuidado y empeño en algo”.
Exploro en internet, y encuentro el Diccionario gastronómico de la Cofradía Vasca de Gastronomía, y que define la palabra “despizcar” como “Acción de trocear la leche cuajada, para eliminar el suero y quede únicamente el “matón” (requesón)”.
Encuentro el término “espiscar”, en un artículo de prensa titulado “Diccionario Murciano”, en el que se define como: “picar, trocear. Cortar algo a pellizcos”, en el Diccionario del Léxico de Sax, publicado por la Universidad de Alicante; en un vocabulario de Sinarcas, y en un programa de radio de humor titulado la Real Academia de la Lengua Manchega.
Llego a la conclusión de que el término utilizado familiarmente, es de nuevo un “murcianismo” que puede ser la deformación del término “despizcar”, al que se ha ido despojando y cambiando consonantes, en la medida que cada territorio lo ha hecho suyo. Seguiremos “espiscando”.
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