
La vuelta a las raíces siempre aporta algún hallazgo para la particular cosecha de palabros.
Las mujeres mayores de la familia utilizaban la palabra “desparcirse” para referirse a la ruptura de un matrimonio o una pareja de novios (los dos formatos de relación contemplados en ese tiempo. La figura del “follamigo”, o “amigo con derecho a roce” y otras variantes se popularizarán más tarde). Un “Zutanita y Menganito se han desparcio” dejaba claro que la pareja había partido peras y cada uno tiraba para un lado y generalmente en sentido contrario.
Si tenemos en cuenta que hasta 1981 (sin contar el breve periodo republicano), el divorcio no fue legal en España, es evidente que alguna palabra había que usar para referirse a la liquidación de la relación, por lo menos en el plano de los hechos consumados, y “desparcirse” era una de ellas.
En general, mis antepasadas empleaban el palabro para referirse a todas las circunstancias que supusieran ruptura o separación: dos socios disolvían su sociedad “han desparcio el negocio”, o había que desparcir a dos que estaban peleando.
El diccionario de la RAE, no recoge la palabra desparcir y remite la búsqueda al término “esparcir”. Una acepción del término, “Extender lo que está junto o amontonado”, viene a significar lo mismo que querían expresar con el palabro. Otro significado de esparcir, “Divertir, desahogar, recrear”, tampoco queda lejano de la idea de desparcirse en el sentido de separarnos de aquello que nos constriñe, de dejar que corra el aire. Cuestión de perspectiva.
Recurro de nuevo a internet como grandes almacenes en los que todo se encuentra, con la sospecha de que el palabro sea nuevamente un murcianismo. En esta ocasión encuentro una referencia en una revista antigua “La Utielana”, dando fe de su uso en esa localidad con el significado de “separar a dos personas que están riñendo. Desparcirse, en un matrimonio, es separarse y no hacer vida marital”.
En esta ocasión, el palabro además de que pueda ser también un murcianismo, no es exclusivo de esa zona, más bien se trata de una expresión antigua, hoy más presente en el habla popular que en la lengua culta. Unas palabras desplazan a otras y parece que divorcio se cargó a desparcir.
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