¿OTRA BIBLIOTECA ES POSIBLE EN XÀTIVA?

Artículo publicado por LEVANTE-EMV el 13 de marzo de 2021

Irene Vallejo reciente Premio Nacional de Ensayo, arranca su libro “El infinito en un junco”, narrando cómo un grupo de misteriosos hombres a caballo recorren los caminos de Grecia; llevan el encargo del Rey de Egipto, de conseguir todos los libros del mundo para su Gran Biblioteca de Alejandría. El monarca persigue el sueño de una biblioteca absoluta y perfecta.  Posiblemente los vecinos de Xàtiva no podamos aspirar a tener la Gran Biblioteca de Alejandría, pero no deberíamos renunciar tan fácilmente a ambicionar una biblioteca digna y adecuada a las necesidades de la ciudad. 

A estas alturas nadie discute la importancia de los libros y la lectura, como herramienta fundamental para el aprendizaje y el desarrollo cultural; de ahí la obligación que tienen todas las administraciones públicas de impulsar políticas dirigidas al fomento de la lectura.  En esta tarea las bibliotecas públicas son punta de lanza y protagonistas indiscutibles, tal como indica el Plan Valenciano del Fomento del Libro y la Lectura 2017-2021conectan a los ciudadanos con la lectura a lo largo de toda su vida, permiten el acceso a la cultura y al conocimiento, y son una herramienta indispensable para la igualdad de oportunidades”. Esta cuestión adquiere más importancia si cabe, en una ciudad que como Xàtiva busca en la cultura un elemento diferenciador para su promoción turística y desarrollo económico. 

Sin embargo, la Biblioteca Municipal de Xàtiva, una de las más utilizadas de la Comunitat Valenciana, atrancada en el tiempo, dista mucho de acercarse a lo que debiera ser una biblioteca pública del siglo XXI dimensionada no sólo a su población, sino también a los cambios que experimenta la propia realidad social y por supuesto a su misión de promoción de la lectura. Y es que a la Biblioteca hace mucho tiempo que se le rompieron todas las costuras; se le quedo corto el espacio, y pese a la carga vocacional de sus trabajadores, corre el riesgo, si no lo ha hecho ya, de convertirse en un puro servicio administrativo más, falto de cualquier expectativa.  Vicente Orquín, el que fuera durante décadas director de la entidad hasta su jubilación en 2018, avisaba del colapso utilizando el símil de una tortuga sobre cuyo caparazón se va poniendo todo lo que se tiene, insistía a la vez en la necesidad de disponer de unas instalaciones adecuadas.   

Actualmente, el espacio destinado a los usuarios adultos se limita a una única sala, en la que conviven a malas penas, diferentes usos y perfiles:  lectores (mayores en general) de la codiciada prensa diaria y revistas; usuarios de los escasos puestos de ordenador; estudiantes que buscan un espacio para estudiar en compañía, con algo de silencio y acceso a internet; la exposición de libros, el servicio de préstamo, etc. En esta confluencia, más que difícil resulta imposible, mantener cierto equilibrio y conjugar el necesario silencio que se le presupone a una biblioteca, con el servicio de préstamo y la alta ocupación de la sala. Una planta más abajo, la infrautilizada Biblioteca infantil, espera a la tarde la llegada de los más pequeños. Y una planta más abajo dormitan los restos del Círculo Setabense. 

La que tendría que ser un foco de dinamización cultural, más allá de la custodia de sus fondos, deviene en un dispensador de producto, con un horario que se mantiene impertérrito al paso de los años y de la realidad; ajena, por incompatible, a la actividad propia de promoción cultural, a cualquier innovación y a las demandas que plantea una sociedad en la que el ocio, de íntima ligazón con la lectura, ensancha sus márgenes a zancadas Cuestión aparte, pero no menor, es la accesibilidad del edificio.

La Biblioteca de Xàtiva, quizás por los escasos réditos electorales que se le presuponen, es la gran olvidada del consistorio local independientemente del color del grupo que ostente su gobierno. A estas alturas ya sabemos que no es cuestión de dinero, sino de voluntad y de proyecto, y esto es precisamente de lo que se carece.  ¿tendrá algo que ver con la cuestión de género? Y es que cualquier mejora que se proponga pasa necesariamente por una gran ampliación/reforma de las instalaciones ¿posible en su ubicación actual?, o bien por la construcción de una nueva biblioteca; el sueño se completaría si además contribuyera a rehabilitar patrimonio y a dinamizar una Xàtiva antigua aburrida de esperar y amenazada de abandono.  

Un último apunte, respecto al nombre. Quizás pocos conozcan, por escasez de uso, que la Biblioteca lleva por nombre Miguel Bordonau en reconocimiento al que fuera su mentor inicial en su calidad de Director General de Archivos y Bibliotecas del Ministerio del ramo allá en los años cuarenta. No estaría de sobra atendiendo al déficit que padece Xàtiva respecto a la visibilización de las mujeres en su historia, “rebautizar” la biblioteca con el nombre de la que fuera auténtica artífice de su puesta en funcionamiento y primera bibliotecaria, nada menos que durante treinta y seis años y hasta su jubilación: Lidia Sarthou.  

Hoy que se reivindica la figura de María Moliner, convendría no olvidar el legado de su etapa valenciana en la cual, pese a la miseria reinante de la época, puso en marcha y coordinó más de un centenar de bibliotecas rurales sabedora de su importancia. Decía el recién fallecido poeta Joan Margarit, “La libertad es una librería”, fácil es añadir: también una biblioteca pública. ¿Será posible otra biblioteca en Xàtiva?

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