Diario Vírico (7): ARENGAS QUE ALTERAN LAS TRANSAMINASAS

Primavera

Covid-19: 20-3-2020I

lustración del artista Paco Roca.

Cumplimos la primera semana de estado de alarma y confinamiento. Con la monotonía, empieza a costar mantener la orientación temporal. Ha llegado la primavera y sin embargo sigue pareciendo invierno. Siento contradecir al gran Sabina: pero la primavera todavía no le ha puesto los cuernos al invierno.

Las redes sociales se van convirtiendo en las grandes ventanas a través de las que empezamos a mirar el mundo, con todos sus límites, con todos sus excesos, verdades y mentiras. La red no es la realidad, no toda la realidad al menos, no hay red que la sostenga.

Rueda de Prensa del día. Interviene el JEMAD (Jefe del Estado Mayor de la defensa), nos arenga con un “todos somos soldados”. Se me alteran las transaminasas. Le presupongo al señor la buena intención y el ánimo constructivo, pero ¡no!. Yo no soy soldado ni soldada, yo soy ciudadana, una ciudadana responsable siempre que puedo. No me gustan los discursos castrenses, las arengas con lenguaje bélico. Se puede apelar a la valentía, a la solidaridad, al esfuerzo, al sacrificio, al coraje, sin utilizar términos que remiten a lo peor que le puede pasar a una sociedad: la guerra. No educa para la paz. Tenemos palabras preciosas en nuestras lenguas, para no necesitar embarrar el terreno con términos que suenan a batallas y las batallas a cañones. Y los cañones nunca suenan a vida y hacen demasiado ruido.

Agradezco el papel que en esta crisis pueden desarrollar el ejército y las fuerzas de seguridad del estado ¡toda ayuda es poca! pero conviene no olvidar que ¡también son empleados públicos!, nada más y nada menos. No quiero que ocupen más espacio del que le corresponde ni que les regalemos méritos que a otros (sobre todo a otras) les saldrán mucho más caros.

El Gobierno ha declarado como esenciales los Servicios Sociales. Ya lo eran, aunque anónimos e invisibles, como todo lo que tiene que ver con el cuidado, con la fragilidad, con la subsistencia y el día a día. ¡Qué poco de heroico tiene ayudar a sobrevivir!

El teletrabajo se ha instalado en casa con su equipamiento y todo. Ocupa tiempo y espacio en casa ajena. Campa a sus anchas. Un teléfono recién llegado suena a toda hora. Al otro lado, personas.

El número de contagios sigue multiplicándose. Demasiados muertos.

El aplauso de las ocho, en mi calle hoy ha acabado entreverado con himnos a todo volumen lanzados desde una terraza: primero el de Valencia, “per ofrenar noves glories”, después el de España con letra de Pemán. Tras los himnos unos cuantos ¡Viva!, que más que a vida suenan a bronca y a ganas de molestar. El aplauso hoy ha sonado a abucheo.  Quizás sea momento de dejar descansar un poco ventanas y balcones, si no queremos acabar abaratándolo todo.

Mañana será otro día.

#QUÉDATE EN CASA. ¡Todo irá bien! > ¡Vamos a poder! > ¡Todo Pasa! > ¡Saldremos de esta!

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