Hoy nos ha dejado una señora que ha sido y es buena parte de la banda sonora de mi vida, María Dolores Pradera.
Al escuchar la noticia, como particular homenaje, he intentado elegir una canción, y me ha resultado imposible decidirme por alguna. Todas me gustan, todas tienen su momento, su cosa, su aquel….
Me atrapa letra, música, y esa voz grave, tan personal que consigue que todas las versiones suenen nuevas, distintas cada vez que las escucho hasta llegar a parecerme que las canta sólo para mí.
Sola o en dueto, siempre en buena compañía. Copla, bolero, ranchera, folias, isas. Todas sus canciones me esponjan el alma.
Me emocionaba escucharla cantar, y me emocionaba cuando sólo conversaba y tenía la capacidad de asombrarme con su ironía, su fino y elegante sentido del humor. Tenía un humor contagioso, de esos que te hace sonreír hasta con el silencio. Quizás a esta mujer tendríamos que haberla clonado cuando todavía estábamos a tiempo.
Hace muchos años tuve el privilegio de asistir a uno de sus conciertos. Y pese a todos mis olvidos, ese recuerdo no se ha borrado: fue en el Palacio de Congresos de Granada. En el escenario, las guitarras, ella, y unos mantones sobre un atril y la emoción embargando todos los segundos a los cientos de personas que tuvimos el privilegio de estar ahí. Todavía hoy doy gracias por ese regalo inesperado que pese a mi desmemoria no olvido.
Chabuca Granda, Carlos Cano, Alberto Cortez, Serrat, los Sabandeños, Joan Baez, Mercedes Sosa, Sabina, Rosa León, Agustín Lara…
La flor de la canela, gracias a la vida, en un rincón del alma, amarraditos, el tiempo que te quede libre, ¡ojalá que te vaya bonito…!
Que la tierra le sea leve, señora.
No me resisto a poner su música a estas palabras de recuerdo. Va una con otro de los grandes, Carlos Cano.
29/05/18
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