Se encontraron en aquella esquina, en aquel momento, bajo aquella señal y aquella placa cargadas de política y tensión.
Él de impoluto uniforme verde tocado de boina ladeada, botas negras, pistola al cinto; ella con la rebeca granate de toda la vida, medias oscuras, su falda recta de paño y la permanente a medio deshacer.
Se sostuvieron la mirada impasibles: ella con ironía, llevaba muchos miedos y muchas direcciones prohibidas en su vida para impresionarse por aquella señal; él con desgana.
Quietos: ella apalancada en el quicio de la pared con los brazos cruzados, paciente; él parapetado en sus gafas de sol, en posición de alerta. Nadie se atrevió a cruzar entre ellos. Mantuvieron un largo silencio.
Ella suspiró varias veces, ¿cómo va?, le preguntó; ¡Pues ya ve, aquí estamos!, ¡márchese a casa! le dijo él; ¿qué te hago para comer hoy hijo? le respondió ella.
La foto, que da pie el relato la encontré en las redes. Desconozco quien la hizo. En todo caso, una ¡gran foto! ¡Gracias al autor o autora!
6-11-2017
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