Tuvieron que ser los servicios de Salvamento Marítimo los que detuvieran al unicornio decidido a alejarse de una orilla invadida por hordas desnudas embadurnadas de aceite, en la que el agua y los cubatas se habían puesto a un precio imposible.
Para asegurarse la huida, el unicornio tomó como rehén a una niña de cuatro años que encaramada al animal disfrutaba ajena al peligro. La pequeña, declaró tras ser rescatada, que volar en el mar a lomos del equino había sido la experiencia más maravillosa de su vida. ¡Qué iba a decir la pobre con tan poco vivido!. Los servicios que atienden a la menor temen que pueda sufrir el síndrome de Estocolmo.
El unicornio, pasará a disposición judicial en las próximas horas, dado que hasta el momento se ha negado a declarar y sólo ha emitido pequeños bufidos.
Este microrelato, surge con la ayuda inestimable de la propia realidad, a partír de una noticia aparecida en prensa.
7/08/2018
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